Sus padres murieron temprano, por lo que Aizawa tuvo que mantenerse a sí misma. Por suerte para ella, un hombre rico la compró para trabajar como osin en su familia, pero aquí no era nada feliz. Ella siempre tenía que aguantar y hacer lo que este pervertido le pedía, desde masturbarse con cosas raras hasta ayudarlo a satisfacer sus deseos teniendo sexo. Y, sin embargo, cuando estaba feliz y satisfecho, incluso llamó a sus amigos para seguir torturándola y humillándola. Qué chica tan lamentable.
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